miércoles, 29 de febrero de 2012

MUJER

Como la tierra ha de ser
de sencilla y amorosa,
que así será más esposa
y así será más mujer.
Miguel Hernández

El primer síntoma del verdadero amor en el hombre es la timidez; en la
mujer el atrevimiento. Ambos sexos tienen la tendencia a aproximarse y
cada cual asume las cualidades del otro. Victor Hugo

A las muchachas las amamos por lo que son; a los muchachos, por lo
que prometen ser. Johann Wolfgang von Goethe

Se me atribuyen las responsabilidades y las tareas de una criada para
todo. He de mantener la casa impecable, la ropa lista, el ritmo de la
alimentación infalible. Pero no se me paga ningún sueldo, no se me
concede un día libre a la semana, no puedo cambiar de amo. Debo, por
otra parte, contribuir al sostenimiento del hogar y he de desempeñar
con eficacia un trabajo en el que el jefe exige y los compañeros
conspiran y los subordinados odian. En mis ratos de ocio me
transformo en una dama de sociedad que ofrece comidas y cenas a los
amigos de su marido, que asiste a reuniones, que se abona a la ópera,
que controla su peso, que renueva su guardarropa, que cuida la lozaína
de su cutis, que se conserva atractiva, que está al tanto de los
chismes, que se desvela y que madruga, que corre el riesgo mensual de
la maternidad, que cree en las juntas nocturnas de ejecutivos, en los
viajes de negocios y en la llegada de clientes imprevistos; que
padece alucinaciones olfativas cuando percibe la emanación de
perfumes franceses (diferentes de los que ella usa) de las camisas,
de los pañuelos de su marido; que en sus noches solitarias se niega a
pensar por qué o para qué tantos afanes y se prepara una bebida bien
cargada y lee una novela policíaca con ese ánimo frágil de los
convalecientes. Rosario Castellanos

La curiosidad es una de las formas de la valentía femenina. Víctor Hugo

Una mujer inteligente es una mujer con la cuál podemos ser tan tontos
como queramos. Paul Valéry

Mientras tú
llegas a la casa,
abres una cerveza
observas la televisión;
mientras tú
te acomodas en tu sillón de siempre,
comentas lo duro que se pasa en la oficina,
ocultas las veces que le propusiste a la secretaria una cita;
las veces que con tus compañeros en el café piropeaste a las mujeres;
mientras tú decides a cuál bar irás hoy o te sumerges en el comercial
y esperas la cena...
Ella trata de olvidarse de los piropos de mal gusto que soportó camino
al trabajo,
de las proposiciones del jefe y los clientes;
ella trata de preparar la cena,
arreglar la casa,
sonreír a los niños y pretender que tus escapadas son un juego pasajero,
que tus caprichos son un juego pasajero y que a pesar de todo ella es
una Señora feliz. Bessy Reyna

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